El Beagle es un perro tozudo y muchos de sus dueños sabrán que una tarea tan aparentemente fácil como que tu perro acuda a tu llamada puede convertirse en una difícil misión en el caso de los Beagle. El Beagle es un perro cazador y está acostumbrado a ir detrás de sus presas por libre, sin que nadie le diga prácticamente nada. Aunque el Beagle se haya domesticado y pocos sean los ejemplares utilizados en la práctica de la caza, su instinto es innato, y será capaz de esfumarse por cualquier monte haciendo caso omiso a la llamada de sus dueños.
¿Cómo enseño a mi Beagle a que acuda a mi llamada?
Educar a tu Beagle para que te haga caso cuando le llames no es tarea fácil, pero tampoco es algo imposible, pese a su cabezonería. El aprendizaje va a ir dividido en diferentes fases. Lo ideal es empezar con esta enseñanza cuando el Beagle es cachorro aunque si se encuentra en edad adulta también podemos enseñarle a que nos obedezca. Nunca es tarde para un perro que además es un apasionado de la comida.
Entrenamiento del Beagle en casa
Iniciar los primeros ensayos en casa es lo más recomendable al estar en un espacio cerrado y totalmente controlado. La manera de enseñar al Beagle a que acuda a nuestra llamada es ofreciéndole premios en forma de comida cuando venga hacia nosotros al escuchar nuestra llamada.
Siempre deberemos de llevar alguna croqueta en la mano para que cuando se acerque le recompensemos por habernos obedecido aunque no es recomendable dar siempre un premio en forma de comida, y lo ideal es alternar con caricias y arrumacos. Es recomendable repetir este ejercicio en casa hasta que nuestro Beagle acuda siempre o casi siempre a nuestra llamada. En este instante será momento de poner en práctica este adiestramiento en el exterior.
Entrenamiento del Beagle en el exterior
Una vez que nuestro Beagle haya entendido que tiene que acudir hacia nosotros a nuestra llamada dentro de casa es momento de salir a la calle para poner en práctica este ejercicio. En el exterior hay diferentes factores que debemos de tener en cuenta.
El primero es que ya no estamos en un espacio controlado y eso nos puede causar inseguridad en nosotros mismos y a su vez la podemos transmitir a nuestro Beagle. Por otra parte, el Beagle está acostumbrado a realizar el adiestramiento practicado en su terreno, en casa, en absoluta tranquilidad, por lo que los ruidos, las personas y posibles perros de su entorno seguramente le distraerán en esta instrucción.
Por estos motivos lo recomendable es practicar el ejercicio con el Beagle atado a una correa larga, de unos 10 metros aproximadamente, que permita a nuestro Beagle pasear tranquilamente, con la sensación de estar completamente libre, pero con nuestra seguridad de saber que ante cualquier lance podremos traer a nuestra mascota rápidamente de vuelta con nosotros.
Lo aconsejable es hacer este ejercicio en el monte dónde seguramente habrán menos distracciones para ambos, perro y dueño, pero no siempre es posible, por lo que un parque será una buena alternativa.
Una vez atado con la correa de 10 metros nuestro Beagle se sentirá totalmente libre, a su aire, como si estuviese en medio de una cacería. Su instinto rastreador le invadirá por completo y seguramente se olvidará de nosotros. Es en este justo momento cuando deberemos de llamarle. Es importante que nuestra llamada sea siempre la misma para que el Beagle reconozca fácilmente la orden. En este instante el Beagle tendrá dos opciones: venir o no venir.
Si a la primera llamada el Beagle viene deberemos de tener preparado su premio. En caso de no obedecer es momento de realizar un suave tirón a la correa para darle la señal de que tiene que venir. A su llegada tendremos que premiar a nuestro Beagle. El objetivo de este ejercicio es que el Beagle piense por sí mismo qué es mejor para él, venir a nuestra llamada o no venir, o lo que es lo mismo premio y fiesta, o bien venir porque lo traemos nosotros mismos.
No hay dos Beagle iguales como no hay dos personas iguales. Algunos Beagle captarán la orden antes que otros pero es importante practicar este ejercicio hasta que nuestra llamada sea interpretada correctamente por nuestro Beagle. En el momento que nuestro Beagle acuda siempre a nuestra llamada es momento de seguir practicando el ejercicio, esta vez sin correa, en un espacio controlado. Los Beagle son cabezones pero a su vez son muy inteligentes y antepondrán los premios a su tozudez.